Imagina que tuviste una cena con invitados en casa y se apilaron varios platos sucios en la tarja de tu cocina.
Los platos fueron llegando como se fueron recogiendo y terminaron en una pila por todos lados; unos se quedaron en la mesa, los platos hondos debajo de los planos, lo cubiertos por todos lados, algunos recipientes todavía tienen comida.
Al ver todos estos platos, cubiertos y copas, solo pensamos en el desastre que hay, el tiempo que nos tomará organizar y limpiar todo. Y claro, todo está desorganizado.
La forma óptima de empezar es organizando, primero vamos a limpiar la comida que sobró de los platos y recipientes. Apilamos los platos hondos y los platos planos para que formen una torre. Ponemos todos los cubiertos sucios en un solo lugar. Recogemos lo que hace falta y lo dejamos listo para empezar a lavar.
El resultado de esto siguen siendo platos sucios, pero organizados: podemos empezar lavando los cubiertos o poniéndolos a remojar. Los platos, que al final no eran tantos, están organizados por tamaño. Ya sabemos que hay 6 vasos y 4 copas para lavar.
Los problemas en general son iguales, especialmente los problemas dentro de una empresa. Si todos los problemas están por todos lados, no los podemos dimensionar.
Si nos esforzamos en organizarlos, agruparlos, limpiarlos y preparamos un plan para resolverlos, nos resultará mas fácil y quizás nos demos cuenta que no eran tantos o no eran tan grandes. O que remojando los cubiertos resolvemos 50% del problema.
Organicemos nuestros platos, limpiémoslos y organicemos la próxima cena, que seguro nos la pasamos genial.